vida de bestias para: "escribe lo que se te ocurra"


Vida de bestias
En tiempos de guerra, en un país asolado por la brutalidad de las armas del hombre un grupo de soldados de élite viajan en busca de supervivientes de la horrible guerra que se ha cernido sobre el país en el que viven. Los soldados se acercan a un edificio abandonado que se disponen a explorar, indicándose entre ellos por dónde ir, hasta que de repente una bestia de grandes garras y ojos rojos como la sangre se les lanza encima matando a dos de un solo zarpazo; los otros soldados se disponen a dispararle  mientras la bestia sigue corriendo entre los muros caídos del edificio. Un soldado no dudó en dispararle una granada con el lanza-granadas, la bestia la esquivó dejando que el proyectil tuviera como objetivo una chica que había al fondo de lo que una vez fue el recibidor de un lujoso hotel, la criatura rápidamente cambió la dirección para ir a donde la chica. La chica no se había dado cuenta de lo que pasaba hasta que oyó un rugido y al proyectil volando hacia ella, los soldados no paraban de disparar a la bestia que se acercaba a la chica hasta interpuso su brazo entre la chica y la granada. Una humareda se levantó en el momento de la explosión cubriendo todo con un aire de intriga por saber si habrían sobrevivido o no, el humo perdió consistencia, entonces se oyó el grito de la chica que retumbó en todas las paredes y se vio el brazo de la bestia amputado en el suelo y a la criatura girarse y rugir más fuerte que antes en dirección a los soldados e intentó dirigirse a donde ellos estaban, pero con cada paso que daba iba tambaleándose y menguando hasta dejar el cuerpo de un chico joven al que le acababan de volar un brazo por los aires, aunque no dejaba de acercarse a ellos para golpearlos con el único brazo que tenía, los soldados lo redujeron, tiraron al suelo y se acercaron a la chica para ver cómo estaba y esta si pudo golpearles antes de correr hasta el chico.
-¿Estás bien?- le preguntaba llorosa mientras acariciaba su cara y lo incorporaba.
-escóndete detrás, rápido- ordenó a la chica que le obedeció sin rechistar, unos temblores resonaron por la sala alterando la tranquilidad de los soldados.
-¿¡Qué está pasando!?- gritaban los soldados
-Habéis despertado a mis hermanos- dijo el chico mientras el suelo se rompía y de él salían cinco criaturas más grandes, con colmillos de mayor tamaño y capaces de atravesar un tanque, unas garras que podrían cortar en dos un edificio y unos ojos que helarían la sangre a cualquier persona. Las criaturas destrozaron a los soldados sin darles tiempo a reaccionar, el suelo se tiñó de rojo con la sangre y las tripas de esos que entraron en ese lugar sin saber que había dentro. Las criaturas tomaron formas humanas y se acercaron a su hermano herido.
—Demasiado joven para salir, aún tienes que aprender mucho — dijo el que parecía el mayor de todos, iba sin camiseta, tenía unos tubos pegados al brazo que parecía que le hubiesen implantado, lucía en su espalda el tatuaje de una alabarda, su pelo corto y rubio brillaba bajo un intento de ocultarlo con un tinte y sus ojos no eran los mismos que infundían terror en la otra forma, eran de un tono gris claro como el del resto de sus hermanos y los pantalones estaban rasgados.
—Habló el que lleva un brazo bio-mecánico porque cuando era un niño salió a pasear a la superficie en plena guerra —dijo el siguiente hermano; tenía trozos de una prenda en el torso, como si hubiese llevado una camisa. Él también llevaba un tatuaje, era una balanza en el pecho. Su pelo era negro y le tapaba la frente, tenía los músculos muy marcados, incluso parecía que fuesen rocas debajo de su piel.
—Siempre discutiendo como críos. Cogedle y llevarlo con padre —dijo la mayor de las dos chicas; esta lucía el tatuaje de una guadaña que empezaba el asta por el brazo hasta llegar la hoja al pecho. Su larga melena castaña tapaba su cuerpo que solo llevaba retazos de lo que minutos antes debió ser un vestido largo. En un momento los tres hermanos se callaron y olfatearon el lugar, aquél olor que notaban les hizo mirar de manera furibunda a su hermano menor.
— ¡Has dejado que esa humana se acerque a nosotros! —Gritó el mayor — ¡Te crees que por tener esa marca eres mejor que nosotros! —Mientras más le gritaba un humo rojo rodeó el lugar donde estaba el brazo del chico. El hermano mediano se lanzó a atacar a la chica que se había caído hacia atrás al ver aparecer a las bestias.
—Baal, no dejaré que la toques —dijo el chico que había agrupado ese humo y recuperado su brazo, en su brazo apareció un tatuaje rojo en forma de tres anillos que lo rodeaban. Golpeó a su hermano y lo mandó 10 metros por delante de ella. Entonces una hoja curva se posó en el cuello del joven.
—Hermanito, hermanito. —Dijo la chica mientras empuñaba la guadaña que tenia tatuada —ningún humano debería sobre pasar los límites de padre y tú lo sabes ¿no Apolion? —

El joven de los anillos en el brazo gruñó ante su propio nombre. Otro temblor azotó el suelo, era Baal que estaba extrayendo la balanza de su tatuaje.

Un héroe de los cielos

Un héroe es una persona con una fuerza de voluntad muy alta. Con ella pueden cumplir sus sueños y expectativas de una forma rápida.
Todo empezó aquel día de verano cuando pensaba en el verano del año que viene, hacia tanto calor que no había nadie en la calle, estaba desértica, me dirigí al parque que estaba en frente del instituto para sentarme en uno de los bancos y seguir pensando en el verano, cuando se veía un punto rojo en el cielo que cada vez se hacía más grande hasta llegar al tamaño de un coche. El meteorito cayó en el río creando una ola que seguía el caudal del río, me acerque al meteorito, el agua se había secado así que el camino era fácil, bajé hasta poder tocarlo, estaba muy caliente no te podías acercar a más de 5 centímetros, hubo un momento que dejó de estar caliente y se le abrió un agujero tan grande como la mano de un adulto, introduje la mano al instante de hacerlo el agujero se cerro dejando mi mano atrapada en el interior, de repente me empezó a doler todo una fuerza desconocida me recorría el cuerpo me sentía agotado, el meteorito se iba haciendo más pequeño cada vez, hasta que desapareció dejándome exhausto, el agua volvía una forma de una ola gigantesca, antes de que me tocara la esquive de un salto o eso creía que era pero en realidad me habían salido unas alas en la espalda, podía volar a una velocidad que podía romper la barrera del sonido, decidí descansar un poco en tierra firme, al aterrizar mis alas desaparecieron parecía que podía controlar cuando sacar las alas, ahora lo que me faltaba era un traje que protegiera mi identidad para proteger a los de mi alrededor y a mi mismo. Decidí usar un color oscuro como el negro pero para no parecer un malvado un poco de blanco no me vendría mal. No he tardado en acabarlo, no me ha quedado como yo quería pero quedado bien, ya solo me falta una mascara y un símbolo, como mascara será mejor usar algo que me tape media cara para no molestarme en la visión, ahora solo me falta el símbolo pero eso puede esperar, será mejor que practique con mis poderes. Salgo por la ventana con la firme intención de expandir mis alas, al expandirlas se me cayeron unas cuantas plumas negras, batí las alas y me alejé lo más rápido y lejos posible, a otro país, en otro continente. Elegí Méjico, allí puedo hablar español con tranquilidad y fluidez. Me dirijo a un lugar alejado de poblados. Conseguí llegar aun lugar como yo quería. Un minuto esperé desde mi llegada para probar de usar los poderes, el vuelo lo controlo a la perfección hasta puedo crear un tornado alrededor de cualquier cosa, luego descubrí que podía usar mis plumas como arma y atacar a larga distancia, una vez descubierta una habilidad se tiene que mejorar a más no poder. Estoy agotado, voy a pasear por el lugar, al empezar el caminar veo un lince que estaba peleando contra un coyote al final los dos cayeron de cansancio me acerco rápidamente, estaban llenos de sangre. Eso me dio la idea de confeccionarme unos guantes con garras capaces de cortar cualquier material para el cuerpo a cuerpo, volví a mi casa para confeccionarlos. Tardé tres horas en hacer uno, como ya sabia como hacerlo no tardaré tanto como con el primero, me doy una hora para acabar.
Lo he conseguido la hora a pasado y ya tengo los dos guantes. Ahora sólo me queda probarlos. Esta vez me cubriré la cara completamente, voy a fastidiar un poco el instituto dejare mi marca en la fachada “arcángel” junto a unas plumas clavadas en la pared e impregnadas de sangre de animal.

notición con emoción

nueva serie heroe de los cielos
porximamente